Este es el texto griego con el que Alba, Eva y Julia tuvieron que vérselas en el concurso de traducción. Es una fábula de Esopo, centrada sobre la figura del titán Prometeo, que, según esta fábula, habría modelado a los hombres y a los animales por mandato de Zeus. Como había más fieras que hombres, Zeus le ordenó que convirtiera a algunas en seres humanos. Como resultado tenemos que muchos de los hombres creados por Prometeo serían ... irracionales.
Prometeo por orden de Zeus modeló a los hombres y a las fieras. Pero Zeus al ver que eran mucho más numerosos los animales irracionales le ordenó que deshaciendo algunas de las fieras las transformara en hombres. Y después de haber hecho este lo ordenado, sucedió que los que habían sido modelados a partir de ellas tenían la forma de hombres pero sus almas de fieras.
Texto extraído del Libro III de los Hechos y Dichos Memorables de Valerio Máximo sobre la figura de Sócrates, que nuestras alumnas de 2º de Bachillerato (Alba, Julia, Jessica y Eva) tuvieron que traducir en el certamen de traducción celebrado este año el día 30 de marzo en las caballerizas del Palacio de La Magdalena.
Del autor, Publio Valerio Máximo, podemos decir que es un compilador de anécdotas que publicó en nueve libros y que dedicó a Tiberio, el segundo emperador romano.
Entre paréntesis las frases que están en el texto original pero que no fueron propuestas para la traducción.
(Sed ut Romanis externa iungamus,) Socrates, non solum hominum consensu, uerum etiam Apollinis oraculo sapientissimus iudicatus, (Phaenarete matre obstetrice et Sophronisco patre marmorario genitus ad clarissimum gloriae lumen excessit). Neque immerito: nam cum eruditissimorum uirorum ingenia in disputatione caeca uagarentur mensurasque solis ac lunae et ceterorum siderum loquacibus magis quam certis argumentis explicare conarentur, totius etiam mundi habitum conplecti auderent, primus ab his indoctis erroribus abductum animum suum intima condicionis humanae et in secessu pectoris repositos adfectus scrutari coegit(, si uirtus per se ipsa aestimetur, uitae magister optimus).
(Pero para unir ejemplos extranjeros a los romanos,) Sócrates, juzgado muy sabio no sólo por acuerdo de los hombres, sino también por el oráculo de Apolo (, engendrado de su madre Fenareta comadrona, y de su padre Sofronisco, marmolista, llegó hasta la luz más clara de la gloria). Y no sin merecimiento: pues al andar ciegos los ingenios de los hombres más cultos en disputa y al intentar explicar las dimensiones del sol y de la luna y de los demás astros con argumentos más palabreros que ciertos, (y) al atreverse a abrazar el aspecto también del mundo entero, obligó el primero a su inteligencia a examinar a partir de estos errores incultos las entrañas de la condición humana y las impresiones depositadas en el retiro del corazón(, si la excelencia puede ser estimada por sí misma, extraordinario maestro para la vida).
Esta es la versión inglesa que hace Alfred Edward Housman de la celebración de la primavera que es la oda séptima del libro IV del más clásico de los líricos romanos, Quinto Horacio Flaco, que leíamos ayer.
The snows are fled away, leaves on the shaws And grasses in the mead renew their birth, The river to the river-bed withdraws, And altered is the fashion of the earth.
The Nymphs and Graces three put off their fear And unapparelled in the woodland play. The swift hour and the brief prime of the year Say to the soul, Thou wast not born for aye.
Thaw follows frost; hard on the heel of spring Treads summer sure to die, for hard on hers Comes autumn with his apples scattering; Then back to wintertide, when nothing stirs.
But oh, whate'er the sky-led seasons mar, Moon upon moon rebuilds it with her beams; Come we where Tullus and where Ancus are And good Aeneas, we are dust and dreams.
Torquatus, if the gods in heaven shall add The morrow to the day, what tongue has told? Feast then thy heart, for what thy heart has had The fingers of no heir will ever hold.
When thou descendest once the shades among, The stern assize and equal judgment o'er, Not thy long lineage nor thy golden tongue, No, nor thy righteousness, shall friend thee more.
Night holds Hippolytus the pure of stain, Diana steads him nothing, he must stay; And Theseus leafves Pirithous in the chain The love of comrades cannot take away.
Alfred Edward Housman
En el siguiente videoclip podemos oír cómo la recita el novelista William Maxwell a partir del minuto 2,46, pura música.
Según la leyenda dorada, Prosérpina (o Perséfone para los griegos), había sido raptada por el dios de los infiernos y convertida en su esposa a la fuerza. Fue reclamada por su madre. La justicia divina decretó con una decisión salomónica que la hermosa joven debía pasar la mitad del año en el mundo subterráneo con su esposo y la otra mitad en la superfice de la tierra junto a su madre Ceres (o Deméter, si se prefiere el nombre griego de la diosa de la hogaza de pan). Cuando Prosérpina volvía a los brazos de su madre, esta se alegraba de tal manera que la tierra florecía toda. Prosérpina era la semilla que debía ser enterrada y, una vez muerta, renacer todos los años por las mismas fechas en un ciclo de retorno eterno de lo mismo y no lo mismo.
Para celebrar su llegada, compuso el poeta Quinto Horacio Flaco esta célebre oda que plantea el tema del carpe diem.
Diffugere niues, redeunt iam gramina campis arboribusque comae;
mutat terra uices et decrescentia ripas flumina praetereunt;
Gratia cum Nymphis geminisque sororibus audet ducere nuda choros.
Inmortalia ne speres, monet annus et almum quae rapit hora diem.
Frigora mitescunt Zephyris, uer proterit aestas, interitura simul
pomifer autumnus fruges effuderit, et mox bruma recurrrit iners.
Damna tamen celeres reparant caelestia lunae : nos ubi decidimus
quo pater Aeneas, quo diues Tullus et Ancus, puluis et umbra sumus.
Quis scit an adiciant hodiernae crastina summae tempora di superi ?
Cuncta manus auidas fugient heredis, amico quae dederis animo.
Cum semel occideris et de te splendida Minos fecerit arbitria,
non, Torquate, genus, non te facundia, non te restituet pietas;
infernis neque enim tenebris Diana pudicum liberat Hippolytum,
nec Lethaea ualet Theseus abrumpere caro uincula Pirithoo.
Se han derretido las nieves, retorna ya al campo la hierba y a la arboleda la flor;
cambia la tierra su aspecto y los ríos disminuyendo vuelven sus cauces a ver.
Gracia con Ninfas y dos hermanas osa desnuda pasos de baile danzar.
Nada esperes, te dicen el año y la hora que el día vívido roba, inmortal.
Fríos amainan con brisas, a mayo lo arrolla el estío que ha de morir una vez
que haya Otoño frugal derramado sus dones, y luego vuelve el invierno haragán.
Pero las rápidas lunas reparan los daños del cielo: Cuando bajamos allá
do el padre Eneas y el rico Tulo y Anco, ceniza vamos y sombras a ser.
¿Quién sabe si añadirán a la suma presente futuras horas los dioses aún?
Todo lo que has dado a tu alma querida a ávidas manos de un heredero irá.
Cuando a tu vez hayas muerto y Minos brillante sentencia haya dictado de ti,
no te van, Torcuato, a salvar ni linaje ni labia ni tu religiosidad;
que en las tinieblas de la ultratumba ni Diana libera casto a su Hipólito, ni
tiene Teseo el poder de romper las cadenas letales de su Pirítoo fiel.
El músico sueco Johan Johanson ha puesto música en plan tranquilo y relajado a los dos versos seguramente más célebres de Catulo, que son su declaración de amor y odio simultáneos hacia su amada y odiada Lesbia.
La letra dice así en latín:
Odi et amo. Quare id faciam fortasse requiris.
Nescio, sed fieri sentio et excrucior.
Su traducción es algo como esto:
La odio y la quiero. Quizá me preguntas que cómo lo hago.
No lo sé, pero así siento que es y es mi cruz.
Aquí tenéis otra versión del dístico, más bailable y discotequera. La de Lee-Sean Huang.
Un poema de amor de Catulo dedicado a su amada Lesbia, pseudónimo de Clodia. Los poemas amorosos de Catulo van desde el eufórico "Vivamus, mea Lesbia, atque amemus" inicial, o el significativo y célebre "odi et amo", hasta este poema de ruptura del final de su relación amorosa. Nunca se han confundido tanto la vida y la obra de un poeta como en Catulo, tan clásico y a la vez tan moderno y cercano a nosotros.